31 Enero 2020

Dra. Sandra Castro Berna, académica de la Escuela de Educación Parvularia de la Universidad Católica del Maule sede Curicó.

El juego será siempre el protagonista principal de la niñez, jugar es una actividad innata y esencial, que le reporta gran satisfacción y placer, el juego permite incontables oportunidades de aprendizajes, no solo de que el niño(a) conozca sus posibilidades, logre experiencias enriquecedoras en compañía de otros y con el mundo que lo rodea.

El juego es una actividad imprescindible, les permite a los niños y niñas desarrollar adecuadamente aspectos físicos, psíquicos y sociales, algunos ejemplos de ello son que mediante el juego y el movimiento desarrollará la coordinación fina y gruesa, se logra mayor equilibrio con las diferentes actividades como correr, saltar, esquivar, también se logra mayor definición de la lateralidad al lanzar o recibir elementos con su lado dominante, mayor dominio del espacio y direccionalidad (en lo físico).

A esto se suma que ayuda a comprender fenómenos, exteriorizar sentimientos y emociones, liberar angustias, deseos insatisfechos y/o temores (en lo psíquico), aprender o aceptar reglas para la vida y el comportamiento social, insertarse en grupos nuevos, convivir con otros. Por ello es muy importante que los padres y cuidadores, adultos en general, permitan el juego y tengan presentes algunas consideraciones, tales como:

  • Dejar que los niños(as) organicen sus propios juegos, evitar interferir o dirigirlos; y si va a participar, espere la guía del niño(a) y el juego.
  • Los niños(as) juegan a ser otras personas, imitan gestos y acciones de los demás. Al jugar a representar roles que según usted no son de su género, no lo reprima, el niño(a) está imitando.
  • Si juega con implementos y no logra hacerlo bien; usted evite reprenderlo, el niño de todas formas está mejorando su desempeño. Incentívelo a perseverar y no rendirse.
  • Permitir que juegue con otros niños(as), esto favorecerá las relaciones con los demás, le ayudará a adaptarse a reglas sociales, a convivir, a participar en juegos colectivos y cooperativos, a ser parte de un grupo.
  • Proporcionar juguetes que sean para su edad y sus necesidades, los objetos simples y de bajo costo, como lo es el material para reutilizar es una buena alternativa. El niño(a) decidirá que es un juguete, le asignará a cualquier objeto o material el nombre de juguete como a un trozo de madera o una caja de cartón, entre otras.
  • Darle libertad para que se desenvuelva y realice sus juegos, en su propio espacio y tiempo. Recordar que los juegos no tienen una duración única, ni un tiempo determinado, no tienen un lugar ni materiales, no tiene un juguete o personas predilectas; el niño solo se deja llevar por sus intereses y necesidades.
  • Tomar en cuenta que el juego debe permitir que el niño(a) explore, cree, imagine, fantasee, y sobre todo de reporte agrado y diversión.
  • Privilegiar la satisfacción del juego de los niños(as) por sobre el bienestar del vestuario, no reprimirlo o molestarse si se ensucia, rompe o maltrata la ropa.
  • Aprovechar las salidas para que tengan la oportunidad de explorar y manipular elementos de naturaleza como, por ejemplo: agua, piedras, arena, flores, hojas, barro, etc. Ya que los niños(as) disfrutan del contacto.
  • Utilizar espacios abiertos para que ejercite sus capacidades físicas, como: correr, saltar, rodar, reír, trepar, y también gritar libremente.

El niño(a) no juega por jugar, juega porque es una necesidad y no solo para su entretención, no pierde el tiempo jugando, juega y se mueve por naturaleza. No olvidemos el verdadero valor del juego, pensemos en las innumerables oportunidades que éste les brinda para su desarrollo integral.

“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule”.